xprim escribió:Y sí, lo del transporte público es de traca. Caro y deficiente, excepto el AVE, entonces solo es lo primero, aunque sea usado por el 8% de viajeros respecto al convencional.
No estoy de acuerdo en absoluto con que el transporte público sea caro y deficiente, al menos si nos referimos al transporte público urbano. Conozco los casos de Barcelona y Madrid, por ejemplo, y el transporte público es barato (muy barato comparado con otras ciudades como Londres, por ejemplo) y eficiente. Es mejorable, como todo en la vida, pero lo que no es mejorable es el transporte privado (coches) dentro de las ciudades, por elementales razones de capacidad de las vías y la imposibilidad (e irracionalidad) de ampliarlas para que más coches puedan utilizarlas.
Estoy también de acuerdo con los que opinan que el coche eléctrico no es la solución a los problemas, en primer lugar porque es discutible que el impacto global de producción+ consumo de electricidad + reciclaje sea energética y medioambientalmente mucho menor que los actuales motores de combustión interna, pero sobre todo porque el mayor problema de las ciudades es la capacidad del viario, y su uso exclusivo por los automóviles. En la mayoría de los casos se ha llegado a la saturación (al menos durante parte del día) y la solución no es ampliar el viario o hacer autopistas urbanas porque se saturarán en poco tiempo y resultarán tan ineficientes como el sistema actual. La única solución es reducir el uso del vehículo privado dentro de las ciudades, y eso sólo se consigue con medidas restrictivas, que hagan menos atractiva la utilización de los coches.
Hay una línea de pensamiento en algunos partidos políticos (en este caso en el PP de Madrid, por ejemplo, pero es ampliable a más partidos y ciudades) según la cual lo más importante es la libertad de los ciudadanos para elegir entre transporte público y vehículo privado, y en consecuencia no hay que tomar medidas restrictivas (o no muchas) en contra de los automóviles. Que con mejoras del transporte público los ciudadanos escogerán la mejor alternativa. Desde algún punto de vista, el argumento es atractivo. Desgraciadamente, los hechos van en la dirección contraria. Por ejemplo, en el caso de Madrid la participación del transporte público en la movilidad total se ha reducido, a pesar de las mejoras en la red de metro. De forma que las inversiones en transporte público se vuelven cada vez más ineficientes (lo que nos debería preocupar como contribuyentes) y la situación en la ciudad empeora cada día (más contaminación y más tiempo perdido en las congestiones de tráfico). La única manera de revertir ese ciclo perverso es imponer restricciones al uso del vehículo privado, a poder ser de alguna manera inteligente.
Por último, hay que prevenir a los ciudadanos sobre algunas ideas idiotas que nuestros políticos tienen de tanto en tanto, y que sólo contribuyen a aumentar el déficit del transporte público y adelgazar los bolsillos de todos, como la gratuidad del transporte público y otras peregrinas ocurrencias.
Saludos