IOM60 escribió:Aunque tengo que reconocer que tampoco me gustaría verme como protagonista de una foto publicada que ni sé que me la hayan hecho;
A mi modo de ver, más allá de asuntos legales o filosóficos, este es el meollo de la cuestión, que es un hecho que
como aficionados a la fotografía nos gusta capturar la imagen de una situación que de alguna manera nos atraiga, a veces incluyendo a la gente, pero
como gente que también somos no nos hace tanta gracia -a mí al menos- sabernos fotografiados por algún desconocido del que no sabemos por qué lo hace ni para qué demonios quiere nuestro careto. Que sí, que vale, que le podemos pedir que la borre, pero lo molesto es el propio hecho de que alguien nos considere "objetos" fotografiables... que no deja de ser lo mismo que, en mayor o menor medida, también hacemos nosotros (y sé que estoy generalizando). Para apoyar hoy la foto callejera se suele argumentar que es un tema de mucha tradición en fotografía (Cartier-Bresson, Doisneau, etc), y sí que lo es, pero creo que habría que considerar dos factores diferenciales:
Uno, que esos clásicos de la
street pertenecen a una época en la que, a este efecto, el mundo se dividía drásticamente en dos: los que hacían fotos, y los que eran fotografiados. Los primeros, una minoría privilegiada a la que su papel de
testigos de la historia -la importante y la cotidiana- daba prácticamente carta blanca sobre qué y a quiénes fotografiar de acuerdo con la
cita de George Rodger ya comentada en
otro hilo (
in the early days one could take pictures of just about anything and magazines were clamoring for it). Los segundos, ese inmenso campo de exploración para los anteriores, tendrían que aceptar de buen grado verse retratados... en caso de que llegaran a saberlo.
Dos, que como el mismo Rodger decía, todo eso no iba a continuar, aunque no por las razones que él creía ya que no podía imaginar el actual aluvión de imágenes, los móviles ni internet, ni que ahora cualquiera, incluidos nosotros, puede convertirse en objeto fotográfico, de buen grado o no, porque ya no hay "dos lados" de la cámara, sino que todos estamos en el mismo. Este me parece que debería ser el punto de partida de cualquier reflexión sobre cómo manejar este asunto.
¿Resuelto? De ninguna manera. La pulsión de capturar una escena está ahí (a quien no le haya pasado que levante la mano

) así que cada cual verá como apechuga con ello. Por mi parte en alguna ocasión he hecho tomas con caras identificables, claro, aunque son las menos con mucha diferencia, pero debo reconocer que no es porque me haya autoimpuesto sacar a alguien de espaldas, en sombras o algo parecido para hacerlos irreconocibles, sino solo porque la situación salió así, de lo cual me alegro

. También será diferente según en que país estemos, porque el grado de sensibilización y de riesgos legales no es el mismo en todos. (Aclaro que me refiero en todo caso a la toma callejera casual, una entre otros muchos campos, no a los predadores monotemáticos que no me gustan en absoluto).