Me permitiréis que comparta aquí también las reflexiones que he hecho en otro foro, anoche, de madrugada, mientras intentaba asimilar esta muerte que, por alguna razón, tanto me está afectando.
Probablemente no os resulte un nombre muy familiar. Es lo que tiene la música clásica, no mueve masas, por desgracia.
Lars Vogt fue un pianista excepcional, cosa que sabía desde hace muchos años, pero hace algo menos de dos años pude comprobar que también era un director excelente.
Tuve la suerte de tocar con él; primero tocó y nos dirigió un concierto para piano y orquesta de W. A. Mozart y, en la segunda parte, nos dirigió la Sinfonía nr 6, de L. van Beethoven.
Fue un concierto que me empeñé en tocar pese a estar ya seriamente lesionado en ese momento, lesión por la que pasaría por el quirófano apenas 5 días después. Me quedan alrededor de 23-24 años de carrera y puedo asegurar que será muy jodido que alguien nos vuelva a dirigir tan bien la 6a de Beethoven como lo hizo él. Fue un concierto memorable, y siempre, siempre lo recordaré
Meses después, en mayo 2021, me enteré de que le acababan de diagnosticar un cáncer muy malo, bastante avanzado, metástasis, todo. Empezó un tratamiento muy bestia pero con esperanzas. La noticia de su enfermedad produjo una impresión muy grande en mí ya que, por aquel entonces, yo me estaba recuperando de la segunda operación en cinco meses (pillé un pack de 2x1 en Mercadona, había que aprovechar la oferta), esta vez de cáncer de colon, y estaba a pocas semanas de empezar mi propia ronda de tratamientos. Siendo él activo en las redes sociales, le contacté por privado para desearle lo mejor y, contra todo pronóstico, fue muy amable y me contestó.
Desde entonces él ha seguido dirigiendo, y tocando, y deleitándonos a todos con su música, pero esta tarde la enfermedad ha podido con él.
51 años. Tres hijos. Esto es una puta mierda.
Descanse en paz, Lars Vogt.